Por Lucía Luque Yuste
Hace años, pensar que un robot pudiera encargarse de hacer nuestras compras parecía una fantasía sacada de una película de ciencia ficción. Sin embargo, el avance imparable de la inteligencia artificial ha hecho que esta idea esté cada vez más cerca de convertirse en una realidad cotidiana. Ya no se trata solo de recomendaciones personalizadas o asistentes de voz que nos leen la previsión del tiempo, sino de agentes autónomos con capacidad de decisión que, de forma segura, podrán elegir y pagar por nosotros. ¿Estamos preparados para ello?
Empresas como Visa y Mastercard sí lo están. Ambas han anunciado sus propios programas para integrar agentes de inteligencia artificial en los procesos de compra. Visa ha lanzado Visa Intelligent Commerce, un sistema que permitirá a un agente de IA buscar productos, seleccionarlos, gestionarlos y comprarlos por el usuario. Según Jack Forestell, su director de producto y estrategia, «pronto las personas tendrán agentes de IA que naveguen, seleccionen, compren y gestionen en su nombre». Mastercard, por su parte, ha anunciado su programa Agent Pay, también basado en el uso de tokens de un solo uso que aseguran que las compras sean seguras, personalizadas e inteligentes.
La clave para que este sistema funcione está en los tokens. En lugar de usar directamente los datos de una tarjeta, estos se sustituyen por credenciales digitales de un solo uso que el agente de IA podrá utilizar si está autorizado. Así, el usuario puede establecer previamente qué tipo de productos puede comprar el agente, qué cantidades gastar, en qué momento hacerlo y con qué frecuencia. Parece el escenario perfecto: un asistente personal de compras con cero margen de error y seguridad garantizada. Pero ¿qué pasa con la parte humana de la experiencia?
Porque, aunque el avance tecnológico es impresionante, no podemos olvidar que muchas personas encuentran placer en el proceso de comprar: buscar, comparar, elegir. Es una experiencia emocional, sensorial y, en muchos casos, social. El ejemplo que da Mastercard sobre un agente IA que recomienda un outfit completo para una fiesta según el estilo, lugar y clima es útil, sí, pero también plantea una pregunta: ¿estamos dispuestas a renunciar a ese ratito de mirar tiendas, probarse ropa, decidir con amigas o compartirlo en redes?
Donde sí parece más lógico y útil aplicar este tipo de tecnología es en procesos más funcionales o empresariales. Como el caso de la pequeña empresa textil que, gracias a un agente de IA, puede gestionar el abastecimiento, negociar condiciones de pago y ocuparse de la logística internacional. Aquí, la IA no reemplaza una experiencia emocional, sino que optimiza recursos, tiempo y esfuerzo.
Este modelo de compra autónoma por parte de la IA representa la evolución lógica del comercio electrónico. Si antes ya nos sorprendía lo fácil que era comprar desde el sofá de casa, ahora estamos a las puertas de que ni siquiera tengamos que estar pendientes de hacerlo. El agente de IA tomará la decisión por nosotras y ejecutará la compra con nuestros parámetros. El siguiente paso, como ya están explorando Google, Amazon y otros gigantes tecnológicos, será integrar estas funciones en plataformas cada vez más inteligentes, conectadas y predictivas.
Pero para que esto funcione de verdad, no basta con tener una buena tecnología. La clave estará en la confianza. ¿Estamos dispuestas a dejar que una IA tenga acceso a nuestras cuentas, a nuestros gustos y a nuestra capacidad de decisión? ¿Qué ocurre si el algoritmo falla, si elige mal o si simplemente no acierta con nuestros gustos? Son preguntas que todavía están en el aire, y que definirán el ritmo de adopción de estos nuevos sistemas.
Y no solo se trata de nuestras compras personales. El impacto de la IA en el consumo va mucho más allá. Las infraestructuras energéticas, por ejemplo, también se están viendo afectadas. Google ha advertido que, para poder soportar el crecimiento de los centros de datos necesarios para el desarrollo de estas tecnologías, Estados Unidos necesitará reforzar su red eléctrica y sumar 128 gigavatios antes de 2030. Todo esto nos da una idea de la magnitud del cambio: no estamos hablando solo de una nueva forma de pagar, sino de una transformación total de cómo funciona el mundo.
Por otro lado, la integración de robots humanoides en cadenas logísticas, como los que se están probando con UPS, refuerza la idea de que la automatización no se detendrá en el entorno digital, sino que también afectará al físico. En un futuro no tan lejano, puede que no solo compremos sin intervenir, sino que un robot también nos entregue el pedido en la puerta de casa.
En medio de todo esto, las empresas tecnológicas también están afinando el comportamiento de sus propios agentes. OpenAI, por ejemplo, ha tenido que corregir el tono excesivamente adulador de su modelo GPT-4o, que validaba incluso ideas negativas por complacer al usuario. Ahora buscan establecer una personalidad por defecto más equilibrada, y que los usuarios puedan personalizar según su estilo. Esto demuestra que aún estamos en una etapa de ensayo y error, donde los límites éticos, emocionales y técnicos de la IA están en constante revisión.
En conclusión, la idea de que una IA nos haga la compra ya no es ciencia ficción: es inminente. Las tecnologías están listas, las empresas están invirtiendo en ello y los usos reales ya están sobre la mesa. Sin embargo, la gran pregunta es: ¿estamos nosotras preparadas para ceder ese control? ¿Queremos que una máquina decida por nosotras? ¿O preferimos seguir siendo las protagonistas de nuestras decisiones de consumo? El futuro está cada vez más cerca, y aunque es tentador imaginar una vida más cómoda, no debemos olvidar que en cada clic, en cada elección, también hay una parte de nuestra identidad. Y eso, quizás, no sea tan fácil de delegar.
Referencias:
- Visa. (2025, abril 30). Find and buy with AI: Visa unveils new era of commerce. Visa. https://corporate.visa.com/en/sites/visa-perspectives/newsroom/product-drop-intelligent-commerce.html
- Bracero, F. (2025, mayo 7). Cuando la IA es la que compra. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/vida/20250507/10653402/ia-compra.html