La piel humana comienza a mostrar signos de envejecimiento a partir de finales de los 20 e inicios de los 30 años. Estos signos pueden manifestarse a través de líneas finas, pequeñas arrugas, pérdida de firmeza, entre otros. Además del envejecimiento cronológico, diversos factores como la nutrición, el estilo de vida y la exposición a los rayos UV pueden acelerar este proceso. Ante ello, la ciencia y la tecnología han desarrollado diversas alternativas para revertir o mitigar algunos de estos efectos, siendo una de las más destacadas la fototerapia. En particular, la terapia de luz roja se presenta como una opción eficaz para tratar distintos problemas cutáneos como arrugas, acné, quemaduras y cicatrices. En este artículo, exploraremos cómo funciona esta tecnología y por qué ha ganado popularidad en el ámbito dermatológico.
En primer lugar, es importante entender qué es la luz LED. Su nombre proviene del acrónimo en inglés “Light Emitting Diode”, que significa “diodo emisor de luz”. Específicamente, la luz roja tiene una longitud de onda que varía entre 620 y 700 nanómetros (nm), lo que le permite penetrar eficazmente en las capas más profundas de la piel, estimulando diversos procesos biológicos.
Diversos estudios clínicos respaldan los beneficios de la terapia LED, que no solo se limita a una afección específica, sino que ha demostrado eficacia en múltiples problemas cutáneos como el acné, la dermatitis atópica o el envejecimiento facial. Si bien existen diferentes tipos de luces LED, cada una con propiedades particulares, en este artículo nos centramos en la luz roja y su uso como herramienta terapéutica.
¿Cómo funciona?
La terapia con luz LED, también conocida como fototerapia o fotobiomodulación, consiste en un proceso mediante el cual los fotones emitidos por las luces LED son absorbidos por cromóforos en la piel, como la melanina o las mitocondrias. Esta absorción genera un incremento en el transporte de electrones, en la producción de trifosfato de adenosina (ATP), en el flujo sanguíneo y una disminución del estrés oxidativo. Como resultado, se estimula la proliferación celular, se promueve la regeneración de tejidos y se incrementa la producción de colágeno, al mismo 2tiempo que se reduce su degradación.
La luz roja es especialmente eficaz para combatir signos de envejecimiento como arrugas y líneas de expresión. Una de sus principales ventajas es que sus fotones, dentro de este rango espectral, son menos absorbidos por fotosensibilizadores endógenos, lo que minimiza la formación de radicales libres u oxidantes reactivos.
Beneficios principales
A continuación, se presentan los principales beneficios clínicamente comprobados de la terapia con luz LED roja:
- Rejuvenecimiento de la piel. Un estudio realizado por Lee et al. (2007) demostró que la terapia LED con longitudes de onda de 830 nm y 633 nm aumentó significativamente la producción de colágeno y fibras elásticas. Los resultados mostraron una reducción de arrugas de hasta un 36 % y una mejora en la elasticidad de la piel de hasta un 19 %, sin efectos adversos. De manera similar, Weiss et al. (2005) hallaron que el 96 % de los participantes mostró una disminución de signos de fotoenvejecimiento, como mejor textura, menor enrojecimiento e hiperpigmentación, utilizando luz LED de 590 nm. Estos hallazgos sugieren que tanto la luz roja como la infrarroja cercana favorecen procesos regenerativos similares a los observados en la cicatrización de heridas.
- Cicatrización. Gracias a su capacidad para estimular la proliferación de fibroblastos y la angiogénesis, la luz roja ha mostrado ser útil en el proceso de cicatrización. Un estudio de Lei et al. (2014) demostró que el uso de LED rojo (80 J/cm2) fue eficaz en el tratamiento de úlceras cutáneas crónicas en 26 pacientes. Tras una semana de tratamiento, se observó una reducción significativa del área de las heridas.
- Tratamiento de psoriasis. La luz roja también ha sido explorada como alternativa para tratar la psoriasis en placas. En un estudio (Ablon G. et al., 2014), pacientes con psoriasis resistente a tratamientos convencionales fueron tratados con longitudes de onda de 830 nm y 630 nm durante sesiones de 20 minutos, dos veces por semana, durante 4 a 5 semanas. Los resultados mostraron una clara mejora clínica sin efectos secundarios adversos.
- Tratamiento del acné. La combinación de luz roja con luz azul resulta efectiva para tratar el acné. Si bien la luz azul actúa directamente sobre la bacteria Cutibacterium acnes, la luz roja complementa su acción mediante efectos antiinflamatorios y regenerativos. Un estudio (Aziz-Jalali et al., 2012) encontró que, tras 12 sesiones con luz roja de 630 nm (12 J/cm²) dos veces por semana, combinadas con clindamicina tópica al 2 %, se logró una reducción significativa de las lesiones activas.
Desafíos de esta terapia
A pesar de su eficacia comprobada, la fototerapia con luz roja no está exenta de desafíos y preocupaciones. Uno de los principales es la correcta aplicación de los parámetros dosimétricos (longitud de onda, energía, tiempo de exposición y frecuencia de tratamiento). Los parámetros inadecuados pueden disminuir la eficacia o incluso provocar daño tisular si la energía es excesiva.
Otra limitación es la falta de estandarización en los protocolos clínicos. Diferencias en la duración de las sesiones, la densidad de potencia o la preparación previa de la piel (por ejemplo, tratar una piel sucia o con residuos) pueden afectar negativamente los resultados. Por ello, es fundamental seguir guías clínicas específicas y utilizar equipos con fuentes de luz confiables y certificadas. Además, es importante destacar que los resultados de la fototerapia no son inmediatos. Se requiere constancia, ya que su efecto terapéutico óptimo suele alcanzarse después de varias sesiones. En general, se recomienda espaciar las aplicaciones para permitir una respuesta biológica adecuada.
Conclusión
La evidencia científica actual respalda la eficacia de la terapia LED, especialmente en el rango de luz roja, como una herramienta prometedora en dermatología. Desde el tratamiento de arrugas y cicatrices hasta afecciones inflamatorias como el acné o la psoriasis, esta tecnología representa un avance importante en el cuidado de la piel. Aunque es necesario seguir investigando y estandarizando sus protocolos, la fototerapia se presenta como una opción segura y no invasiva para mejorar la salud cutánea.
REFERENCIAS
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