Fotobiomodulación para el tratamiento del melasma

La fotobiomodulación es una terapia que utiliza longitudes de onda específicas de luz visible y/o infrarroja cercana, aplicada en niveles bajos sobre la piel. A diferencia de otras terapias más agresivas, la PBM no causa daño en los tejidos, lo que la convierte en una alternativa no invasiva y de bajo riesgo para una variedad de condiciones clínicas. Su uso se ha extendido en el campo de la medicina estética y cosmética, gracias a sus efectos regenerativos y el hecho de que se presenta como un tratamiento seguro y accesible. 

Una de las áreas donde la fotobiomodulación está mostrando gran potencial es en el tratamiento de trastornos de la pigmentación cutánea, entre ellos el melasma. La pigmentación de la piel es un proceso biológico complejo en el que intervienen distintos tipos celulares, principalmente los melanocitos (productores de melanina), los queratinocitos (células principales de la epidermis) y los fibroblastos (células del tejido conectivo). Cuando existe un desequilibrio entre estas células, pueden aparecer hiperpigmentaciones u otras alteraciones del tono, que pueden generar un alto impacto psicológico y emocional en quienes las padecen.

¿Qué es el melasma?

El melasma es una forma de hiperpigmentación adquirida que afecta principalmente el rostro. Se manifiesta como manchas marrones o grisáceas de bordes irregulares, que suelen aparecer en las mejillas, el puente de la nariz, la frente y la mandíbula. Afecta predominantemente a mujeres y suele estar relacionado con factores como la exposición solar, cambios hormonales (embarazo, uso de anticonceptivos hormonales o terapia hormonal), predisposición genética entre otros factores. 

En condiciones normales, la melanina el pigmento responsable del color de la piel, cabello y ojos actúa como un filtro biológico natural que protege contra los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV). Este pigmento es sintetizado por los melanocitos a partir de la L-tirosina y posteriormente transportado a los queratinocitos a través de los melanosomas. Sin embargo, cuando hay una estimulación excesiva de esta producción, como ocurre en el melasma, se produce una acumulación anormal de pigmento en las capas superficiales de la piel.

La fotobiomodulación se ha propuesto como una herramienta para modular esta respuesta celular. Diferentes longitudes de onda, especialmente en el espectro rojo (alrededor de los 630–660 nm) y en el infrarrojo cercano (800–940 nm), han demostrado tener un efecto regulador sobre la actividad de los melanocitos, así como propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y regenerativas.

Estudios existentes

Uno de los estudios más destacados en esta línea es el de Lee et al. (2022) quienes desarrollaron un parche portátil equipado con micro-LEDs que emiten luz roja a 630 nm. Este dispositivo fue diseñado específicamente para reducir manchas hiperpigmentadas. En un modelo in vitro equivalente a piel humana, los resultados mostraron una notable reducción del contenido de melanina. Además, se observó una disminución en la expresión de proteínas clave como melan-A (marcador de diferenciación de melanocitos), tirosinasa (enzima esencial en la producción de melanina) y MITF (factor de transcripción que regula genes involucrados en la pigmentación).

Otro estudio relevante es el de Oh et al. (2017), en el que se aplicó luz LED de 660 nm en modelos celulares y animales. Los resultados indicaron una reducción significativa del contenido de melanina. Esta disminución se correlacionó con una menor actividad de la tirosinasa y con una modulación a la baja en la expresión de MITF y otras proteínas asociadas a la melanogénesis. En modelos in vivo con hiperpigmentación inducida por radiación UVB, el grupo tratado con LED mostró mejoras visibles en el tono de piel y reducciones consistentes en la actividad de los melanocitos.

Aunque los resultados preliminares son prometedores, la evidencia clínica actual todavía es limitada. La mayoría de los estudios se han realizado en modelos animales o celulares y los ensayos clínicos disponibles suelen tener muestras pequeñas, sin grupo control o sin seguimiento a largo plazo. Esto implica un riesgo de sesgo y limita la generalización de los resultados. Por ello, es necesario continuar investigando con estudios que incluyan mayor número de participantes, seguimiento prolongado y protocolos estandarizados de aplicación.

Conclusión 

A pesar de estas limitaciones, la fotobiomodulación se presenta como una alternativa muy interesante para el tratamiento del melasma y otros trastornos de la pigmentación como el vitiligo. Es un tratamiento no invasivo que además no presenta efectos secundarios importantes, que lo convierten en una opción viable, especialmente en pacientes que no responden adecuadamente a tratamientos convencionales como los despigmentantes tópicos o los procedimientos láser. 

Aún se requieren más estudios clínicos para consolidar su uso como tratamiento estándar para el melasma, pero los hallazgos actuales sugieren que podría convertirse en una opción complementaria, segura y eficaz para mejorar la calidad de vida de quienes padecen este tipo de hiperpigmentación. 

REFERENCIAS

Barolet, D. (2018). Dual effect of photobiomodulation on melasma: Downregulation of hyperpigmentation and enhanced solar resistance—A pilot study. The Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology, 11(4), 28.

Galache, T. R., Sena, M. M., Tassinary, J. A. F., & Pavani, C. (2024). Photobiomodulation for melasma treatment: integrative review and state of the art. Photodermatology, photoimmunology & photomedicine, 40(1), e12935.

Hamblin, M. R. (2023). Photobiomodulation for skin pigmentation disorders: a dual-function treatment. Photobiomodulation, Photomedicine, and Laser Surgery, 41(5), 199-200.

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