Regulación de la Inteligencia Artificial: ¿Qué va a Cambiar para el Marketing de Afiliados en Cosmética?

S. G. García (2022, pp. 310) resalta que “la IA ofrece indiscutiblemente numerosas ventajas tanto para el ser humano como para la sociedad: esta puede aportar una amplia gama de beneficios económicos y sociales.” Las grandes empresas que se dedican a la venta de productos han sido las que más se han intentado beneficiar de esto, ya que resulta una gran ventaja para poder ahorrar tiempo y dinero. Sin embargo, con el gran desarrollo que ha tenido esta herramienta, también han llegado unas regulaciones que buscan proteger al consumidor y promover el uso ético y/o transparente de la inteligencia artificial.

Es por ello que los creadores de contenido (que trabajan principalmente para empresas relacionadas con la cosmética o la moda) que sean afiliados a empresas, tendrán que cumplir con las regulaciones establecidas en torno al uso de la IA para que ellos, o la empresa, no sufran de sanciones o de una mala reputación. 

Primero, es importante aclarar que la inteligencia artificial está siendo constantemente regulada y revisada debido a que facilita la posibilidad de actuar de manera malintencionada. 

S. G. García continúa aclarando que (2022, pp. 311-312)  “la  IA  al  mismo  tiempo  puede  generar una serie de riesgos […] potencialmente elevados que pueden generar daños tanto «materiales (para la seguridad y la salud de las personas […]) como  inmateriales  (pérdida  de privacidad, limitaciones de libertad de expresión, […] etc.)»”. 

La inteligencia artificial ha permitido acelerar notablemente los procesos de optimización SEO, generación de contenido automatizado, el uso de chatbots o asistentes virtuales para promocionar productos. Sin embargo, la facilidad para el desarrollo de dichas tareas ha dado lugar a problemas de transparencia o de amenazas contra la privacidad del usuario: falsas recomendaciones (inventadas) por parte de la IA,  recomendaciones imparciales debido a acuerdos comerciales, no dar a conocer cuando el usuario está interactuando con una inteligencia artificial o la recopilación masiva de datos personales para uso comercial. 

Es por ello que la Unión Europea ha empezado a regular su uso, especialmente en relación a la protección de datos y de la privacidad del usuario, haciendo que se tenga que cumplir con un GDPR (Reglamento General de Protección de Datos). S. G. García (2022, pp. 309-310) propone que: 

podríamos  identificar  a  la  IA como uno de los medios de obtención de datos personales, de forma que la defensa de estos justifica en parte ya la regulación de aquella. La IA utiliza parte de los datos recopilados para tomar decisiones o actuar de una determinada manera. […] Este comportamiento inteligente […] es  el  núcleo  principal  de la propuesta de regulación.

Además, las empresas o los creadores de contenido tienen que mantener una transparencia absoluta, informando explícitamente a los usuarios cuando se esté interactuando con una inteligencia artificial, chatbot o asistente virtual. Estas herramientas se ha popularizado mucho últimamente y las personas que no comprendan correctamente como funciona la web o la inteligencia artificial están expuestas a los riesgos de pensar que están interactuando con un ser humano y no con una máquina.

Por otro lado, empresas o afiliados que utilicen abiertamente la inteligencia artificial tienen que demostrar que no exista engaño o manipulación como falsas recomendaciones o recomendaciones imparciales. De hecho, Google (por su parte) ayuda a priorizar el contenido de calidad en los rankings de los motores de búsqueda, filtrando el contenido en base a un check E-E-A-T, un acrónimo en inglés que viene de las palabras experiencia, conocimientos, autoridad y fiabilidad.

Es por todas estas razones que se busca regular correctamente el uso de la inteligencia artificial. Ya que, al ser una herramienta tan poderosa, el potencial de riesgo que puede existir a su alrededor también es bastante elevado. De esta manera el usuario puede estar protegido ante posibles empresas o afiliados que busquen utilizar la inteligencia artificial de una forma malintencionada. Estas regulaciones, incluso, pueden llevar a sanciones económicas o legales para aquellos que incumplan la normativa y atenten contra los derechos del usuario. De esta forma la empresa o los afiliados pueden mantener una relación más transparente con su audiencia, operando de manera ética, protegiendo y fortaleciendo su confianza con el público. Y, con toda probabilidad, se espera que, con el avance de la IA, exista una mayor regulación.

Referencias:

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