El marketing de influencia es uno de los modelos publicitarios más utilizados y deseados en los últimos años, su ascenso ha demostrado el poder que tienen diferentes personalidades muy reconocidas para mover o incitar a su audiencia a comprar un producto o solicitar el servicio de diversas empresas, caso que se puede ver más a profundidad en el artículo “Influencer vs. Inteligencia Artificial”. Sin embargo, el tema que nos incumbe ahora, tiene que ver con otro aspecto que la inteligencia artificial ha hecho posible, teniendo también una relación muy estrecha con el marketing de influencia.
Algunas marcas se han dado cuenta que pueden “crear” sus propios influencers. Es decir, han desarrollado personajes completamente ficticios, desarrollados por algoritmos de inteligencia artificial y CGI (imágen generada por computadora), que se han convertido en personalidades conocidas precisamente por la sensación que incita la existencia de un influencer que, en realidad, no es una persona real. Estos “influencers” vendrían a ser un diseño o figura digital semejante a los seres humanos que, a partir de ahora, llamaremos “avatares” y que, con el trabajo de un equipo de desarrolladores detrás, es capaz de emular las mismas acciones que los influencers reales. Martín et al. (2021) declara que:
“Un equipo especializado en comunicación es el encargado de crear los contenidos, trabajando, de forma muy estrecha, con directores de arte, de fotografía, realidad virtual y efectos especiales. De esta forma, se crean contenidos atractivos con capacidad para captar seguidores a través de un hilo conductor concreto.”
De esta forma, los avatares tienen un rostro, un cuerpo, una historia y una “vida” que puede mostrarse y desarrollarse en diversas redes sociales, haciendo todo lo que una persona real o un influencer real podría hacer.
Por ello, el público general u otros influencers “reales” han empezado a darse cuenta de los desafíos que presenta este nuevo modelo de influencers. Ya que “el principal objetivo de los influencers, tanto reales como virtuales, es captar la atención de sus seguidores y mantener su fidelidad” Martín et al. (2021).
Uno de los ejemplos que más puede evidenciar este fenómeno publicitario es el avatar llamado Miquela Sousa, o popularmente conocida como Lil Miquela. Un avatar generado por computadora que busca asemejarse a una mujer de 21 años de edad y cuya cuenta en instagram ha acumulado más de 2,4 millones de seguidores en instagram y otros 3.6 millones en TikTok. Valorada en una cifra multimillonaria, es conocida por su asociación con la personalidad virtual y puede cobrar hasta US$10.000 por una publicación en Instagram (Juan, 2024). Es más, Lil Miquela ha llegado a ser tan popular que ha tenido la oportunidad de trabajar con marcas como Prada o Calvin Klein.
Este fenómeno mediático ha hecho resaltar las diferentes ventajas que ofrece este tipo de modelo.
Primero, los desarrolladores del avatar tienen el control total del avatar, siendo capaces de moldear su personalidad, definir valores o plasmar un camino narrativo para el mismo y, a diferencia del marketing de influencia común y corriente, las empresas quedan exentas de cualquier escándalo o controversia que puede afectar la imágen de la marca o el producto.
Por otro lado, se pueden romper las barreras del tiempo y el espacio, ya que estos avatares pueden publicar contenido a todas horas y en cualquier lugar que sea necesario, por lo que la logística para realizar viajes, sesiones de fotos, eventos, etc., ya no existiría.
Desde el punto de vista tecnológico, los algoritmos de inteligencia artificial podrían permitir al avatar entrar en conversación e interacciones con usuarios mediante el uso de “chatbots” y, a su vez, son capaces de resaltar la imágen de la empresa en términos de innovación tecnológica y búsqueda del desarrollo.
Sin embargo, siempre existirán las limitaciones que tiene lo artificial frente a lo real. Una de las principales desventajas es el hecho de que, aunque resulte novedoso y sensacional, resulta mucho más complejo establecer un vínculo emocional entre el público y un ser artificial que carece de emociones y una identidad auténtica. Además, la ética obliga a plantear dudas sobre los riesgos de presentar al público general la posibilidad de interactuar o ver como un igual a una “persona” que no existe.
En definitiva, los influencers virtuales son un fenómeno que apenas ha empezado a desarrollarse, pero que podría llegar a ser un modelo que podría cambiar la forma en la que se entiende el marketing de influencia.
Pero, ¿podrían realmente llegar a reemplazar a los influencers humanos? No en su totalidad, ya que se enfrentan al desafío de la autenticidad, pero sí que puede llegar a re-definir la forma en la que se entiende el marketing de influencia con el uso de la inteligencia artificial, sobre todo por el constante y tan acelerado desarrollo de esta última.
Referencias
- Martín, L. R., Martín, I. R., & Sastre, D. M. (2021). Los Influencers Virtuales como herramienta publicitaria en la promoción de marcas y productos. Estudio de la actividad comercial de Lil Miquela. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8129887
- Juan, I. D. S. (2024, 16 febrero). El millonario negocio de los influencers creados con inteligencia artificial: ganan mínimo US$10.000 por mes. Infobae. https://www.infobae.com/tecno/2024/02/16/el-millonario-negocio-de-los-influencers-creados-con-inteligencia-artificial-ganan-minimo-us10000-por-mes/#:~:text=Lil%20Miquela%2C%20una%20influencer%20digital,por%20una%20publicaci%C3%B3n%20en%20Instagram.