La inteligencia artificial (IA) ha modificado en su totalidad el marketing en los entornos online. Ofreciendo herramientas poderosas, personalización externa, optimización y predicción de comportamientos de los usuario han hecho que, a día de hoy, cada vez no podemos conocer al marketing sin una IA. Es aquí donde radica el problema cuando dependemos tanto de la máquina que perdemos complementamente nuestra utilidad en el camino. Un buen especialista de marketing tiene que aprender a valerse por sí mismo, sin necesidad de las IA, tanto para poder mantener su nivel profesional como laboral.
Otro gran problema que presenta el uso de las IA, y en el que nos centraremos en el artículo de hoy, es la ética sobre la manipulación del consumidor. Observando esta preocupación que cada vez crece más dentro de los entornos digitales sólo cabe hacerse una pregunta ¿Hasta dónde llega la línea entre la personalización efectiva y la manipulación desleal?
La IA permite que cualquier empresa pueda recopilar y analizar miles de datos de usuarios, como sus preferencias, hábitos de compra, ubicación y actividad en línea. Toda esta información, al final, ayuda a crear perfiles detallados de cada individuo para conocerlo a fondo, lo que permite a las marcas dirigirse a ellos con mensajes mucho más directos y personalizados.
Si bien esta personalización genera una experiencia positiva ya que consigue que conectemos de una persona más cercana con el consumidor, también puede utilizarse de manera negativa. Cuanto más conozcas a público objetivo más fácil será manipularlos, identificar sus vulnerabilidades y explotarlas en tu beneficio. También, con esta información, se puede crear una sensación de urgencia o escasez artificial para generar ventas impulsivas. Ejemplos de esta manipulación son:
- Publicidad Orientada Desde la Emoción: La Inteligencia Artificial estudia las emociones manifestadas en las redes sociales y otros datos con el fin de generar publicidad que conecte con las emociones particulares de un consumidor, tales como el temor, la ansiedad o la alegría.
- Precios Manipulativos Dinámicos: La Inteligencia Artificial modifica los precios en tiempo real basándose en la demanda, la localización del consumidor y su historial de adquisiciones, lo que podría resultar en precios sobredimensionados y discriminación.
- Chatbots Conmovedores: Los chatbots propulsados por Inteligencia Artificial tienen la capacidad de emplear estrategias persuasivas para impactar en las decisiones de compra de los consumidores, frecuentemente sin que se perciban que están siendo manipulados.
- Filtros Irrealistas de Belleza: Los filtros de belleza propulsados por Inteligencia Artificial en las redes sociales pueden establecer normas de belleza irreales y promover la inseguridad, lo que conduce a la adquisición impulsiva de productos cosméticos.
El control del consumidor a través de la IA genera graves inquietudes, con impactos negativos que van desde el entorno personal hasta el social. En el ámbito personal, la IA puede provocar decisiones de adquisición impulsivas, promoviendo el endeudamiento y provocando emociones de arrepiento. Los algoritmos avanzados tienen la capacidad de aprovechar las vulnerabilidades y anhelos de los consumidores, generando una dependencia artificial de determinados productos o servicios. Adicionalmente, esta manipulación puede debilitar la habilidad para tomar decisiones independientes, impactando en la autoconfianza y el bienestar emocional.
Para reducir estos riesgos, es esencial definir reglas claras y pautas éticas para la implementación de la IA en el marketing. Estas normativas deben resguardar a los usuarios de la manipulación y asegurar la claridad en la utilización de sus datos personales. Es necesario una perspectiva multidisciplinaria que incluya a especialistas en ética, tecnología y derecho para establecer normas que balancean la innovación con la salvaguarda del consumidor. Igualmente, es vital fomentar la educación y la sensibilización acerca de los peligros de la manipulación a través de la IA, preparando a los consumidores para realizar elecciones informadas y responsables.
Aunque la IA tiene un enorme potencial para mejorar el marketing y personalizar las experiencias de los consumidores, también genera serias preocupaciones respecto a la manipulación. Es crucial hallar un balance entre la personalización efectiva y la manipulación no autorizada, garantizando que la IA se emplee de forma responsable y en beneficio de todos. La normativa y la moral son esenciales para asegurar un uso transparente y justo de la IA, promoviendo la confianza y el respeto en las relaciones entre compañías y consumidores. Además, resulta crucial fomentar la investigación y el avance de tecnologías de IA que den prioridad a la protección del consumidor y fomenten prácticas de comercio equitativas.